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lunes, 21 de marzo de 2011

PROXIMA 9 - VERANO

En biología, se le llama Evolución al conjunto de transformaciones o cambios a través del tiempo que ha originado la diversidad de formas de vida que existen en la Tierra a partir de un antepasado común.

En filosofía, es la doctrina que explica todos los fenómenos, cósmicos, físicos y mentales, por transformaciones sucesivas de una sola realidad primera, sometida a movimiento intrínseco.

Podría decirse que es una forma de entender el proceso de la Vida

Es un concepto complejo e interesante, y ha sido planteado en la Ciencia Ficción de muchas maneras. A veces como cambios que surgen en sujetos aislados o en minorías dentro de una sociedad (“Más que humano”, “Mutante”, “La radio de Darwin”, los X-Men) y otras veces como procesos experimentados por la especie entera (“Gataca”, “Cysmatrix”, “La Edad de Oro”).

Richard Mc Kenna, en “Regresa, cazador”, describe una forma de vida zoofita de alcance planetario cuya existencia pacífica y sin cambios se ve alterada por la llegada de humanos, que pretenden erradicarla para replantar ese mundo con especies terrestres. El cuento narra el modo en que la forma de vida “evoluciona” debido a su interacción con los humanos, narra el modo en que ese agente dañino se vuelve catalizador e ingrediente en el proceso mediante el cual la zoofita alcanzará un estadío más complejo y superior (es una simplificación reprochable de un cuento sobre el que podrían escribirse monografias, pero me parece que sirve para ilustrar el ejemplo).

El punto es que no resulta fácil ver venir esos cambios, identificar esos catalizadores o predecir el efecto que han de provocar. Puede ser que como humanos nos hallemos en este momento a punto de subir al próximo escalón evolutivo. Pero es casi imposible pensarlo como un cambio que afecte a unos pocos y no al total de la especie.

Cuando vemos testimonio de los logros humanos (la exploración espacial, el mapeo del ADN, las grandes obras arquitectónicas) lo que contemplamos no es la obra de humanos sino de la Humanidad. No es que cualquiera de nosotros individualmente pudo haberlos alcanzado; por más que detrás de ellos se pueda identificar la labor de un puñado de genios impulsadores, esas obras son el fruto de la Cultura Humana, de la suma de todos los saberes y voluntades que nos precedieron.

Hemos trascendido nuestro lugar biológico como miembros de una especie para conformar sociedades y culturas, que a su vez interactúan y se realimentan. Hoy más que nunca la humanidad es un ente global, con individuos más relacionados y comunicados que en cualquier otro momento de la historia. La tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad de adaptarnos a ella. Somos testigos, artífices y sujetos de cambios cada vez mayores, cada vez más rápidos. Es fácil sentir que estamos siendo llevados a un lugar que no comprendemos. Es fácil suponer que podría no gustarnos aquello con lo que nos encontremos una vez allí. Pero detenernos no parece ser una opción.

Nuestro destino es seguir aprendiendo y cambiando.

Nuestro destino es ir más allá.

Laura Ponce